lunes, 26 de octubre de 2015

El encargo


Esta puede ser una reflexión post-sinodal, que aunque venga de África podría venir de cualquier continente:

"La verdad, el desvelamiento de mi ser personal, es el encargo que aparece a lo largo de mi vida.
Encargo porque es una llamada del Creador y debo responder libremente, trabajosamente...cantando.

Un encargo que no es carga, pues la verdadera verdad es amorosa. Comunión fructífera y sabrosa de personas.

No está de moda el enamoramiento, pero el que no sabe qué es enamorarse no sabe qué es la verdad.

Uno se enamora de una mujer porque descubre que esa mujer es verdad, es decir, no una mera hembra de la especie, sino la tarea de mi libertad.

De un ejemplar hembra de la especie no se enamora nadie. Se limita a ser atraído por ella.
Sólo cuando, de pronto, una mujer resplandece, uno dice: ¡es ésta!
Aquí está la razón de mi vida, y tiene lugar el acontecimiento de la verdad.

Hay gente que rehuye enamorarse cuando advierte que está a punto de acontecer. Por ejemplo, un egoísta que se lo pasa muy bien y, de pronto, al encontrarse instado por la verdad, da la espantada: 'Menudo lío -piensa- las complicaciones del matrimonio'.

Pero el hombre que tiene suficiente agudeza se dice: 'Para mí, la realidad que me sale al encuentro de un modo radiante, es imprescindible...¡embarco mi ser en ello!"

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...