"El Señor Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo y está sentado a la derecha de Dios" (Marcos 16, 19)
He aquí una de las razones que da San Agustín sobre la conveniencia de la Ascensión cara a los discípulos:
"Es verdad, Él los protegía, como la gallina a sus polluelos, según Él se dignó afirmar; como la gallina, que, ante la debilidad de sus polluelos, también ella se hace débil. Cómo sabéis, son muchas las aves que vemos engendrar polluelos, pero no vemos a ninguna, salvo la gallina, se haga débil con los suyos. Ésta es la razón por la que el Señor la tomó como punto de comparación: también Él, en atención a nuestra debilidad, se dignó hacerse débil tomando la carne. Les convenía, pues, a los discípulos ser elevados un poquito y que comenzasen a pensar en Él con categorías espirituales: en cuanto Palabra del Padre, Dios en Dios..."
En la foto, el Monte de los Olivos, enfrente de Jerusalén.
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