viernes, 30 de marzo de 2012
Recuerdos
Asaltada de pronto por hebras de recuerdos... Lo está viendo ir y venir por la casa, faenero, contento, bien plantado, bajando unos fardos del altillo. Lo oye, riéndose, bajo el aguacero de otoño. Lo vuelve a ver, de niño, alborotando a las gallinas en el corral. Y cuando todavía se dejaba peinar. El olor agrio de la cola del taller. Las aceitunas. Le gustaban las aceitunas y los dátiles. Y echar carrerillas con los otros muchachos calle abajo. Después, cuando empezó a irse, cuando volvía por sorpresa, sus pisadas firmes en el umbral...
Treinta años de íntima privacidad. Treinta años de vida en familia. Una familia de aldea común y corriente. ¿Común y corriente?
María guardaba estas cosas en su corazón y de continuo volvía sobre ellas.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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