La talla de la Virgen no alcanza los cuarenta centímetros. Los plegados del manto, muy angulosos y cortados, son finos y elegantes. La mano de Santa María, que sostiene el manto, parece desgastada por el roce debido a la veneración de los fieles. El rostro es menudo y delicado, y de un encanto y primor indescriptibles. Con los ojos entrecerrados, esboza una leve sonrisa.
La figura del Niño, de líneas populares, sostiene en una mano un pajarillo y con la otra se agarra con fuerza al manto de su Madre.
Se asienta sobre el Pilar, la lisa Columna de jaspe recubierta de plata labrada que, excepto los días 2, 12 y 20 de cada mes, luce revestida con un manto bordado, que se cambia diariamente.
1 comentario:
Aprovecho para felicitar a mi madrina Pilar y a mis dos primas, también Pilar.
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