Al hilo del texto del Génesis que hemos leído hoy, la Alianza de Dios con Noé y los suyos, he meditado de nuevo aquello de que "la caridad de Cristo no es sólo un buen sentimiento en relación al prójimo; no se para en el gusto por la filantropía. La caridad, infundida por Dios en el alma, transforma desde dentro la inteligencia y la voluntad: fundamenta sobrenaturalmente la amistad y la alegría de obrar el bien... La caridad cristiana no se limita a socorrer al necesitado de bienes económicos; se dirige, antes que nada, a respetar y comprender a cada individuo en cuanto tal, en su intrínseca dignidad humana y de hijo o hija del Creador"
No hay comentarios:
Publicar un comentario