Eso es lo que hacemos los cristianos: El 1 de enero celebramos la fiesta de la Madre de Dios y Madre nuestra.
La necesitamos.
Necesitamos a María para que nos llene de Dios.
Cuentan que, entre los pastores que corrieron la noche de Navidad a adorar al Niño había uno tan pobrecillo que no tenía nada que ofrecer y se avergonzaba mucho. Llegados a la gruta, todos competían en ofrecer sus dones. María no sabía cómo hacer para recibirlos todos, teniendo en los brazos al Niño. Entonces, viendo al pastorcillo con las manos libres, cogió a Jesús y se lo confió. Tener las manos vacías fue su fortuna.
¡Y será la nuestra en este año de crisis!
¡Una única preocupación para el 2009: Coger al Niño Dios!
¡Feliz año nuevo!
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