María, en Egipto, se ha vuelto una perfecta ama de casa... Como cocinera ha probado nuevas recetas. Sabe preparar un pan al puerro y a la cebolla, crujiente y oloroso, que gusta mucho a José. A mí, en cambio, me entusiasma una torta con miel, en forma de pequeña hogaza, que elabora a menudo como de modo imprevisto. Es una auténtica delicia. Para alegrar a Jesús, coge granos de trigo o de cebada y los tuesta lo justo para que Jesús se divierta al sentirlos crujir en sus dientes...
Ya se ve que el mejor ingrediente de todos los platos es el amor con el que están hechos.
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