miércoles, 27 de agosto de 2008

Echar una mano

Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar. Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo se postra a sus pies y le suplica con insistencia diciendo: Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva. Se fue con él...

Él tomándola de la mano, dijo en voz alta: Niña levántate. Volvió a ella su espíritu y se levantó al instante.

Que sepamos "echar una mano" a las almas sabiendo que Él les dará o aumentará la Vida.

En la foto, el lago de Genesaret.

No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...