lunes, 28 de diciembre de 2020

La visitadora

 


Bello relato poético de Antonio Murciano:


Era en Belén y era Nochebuena la noche.

Apenas si la puerta crujiera cuando entrara.

Era una mujer seca, harapienta y oscura con la frente de arrugas y la espalda curvada.

Venía sucia de barros, de polvo de caminos, la iluminó la luna y no tenía sombra.

Tembló María al verla; la mula no, ni el buey rumiando paja y heno igual que si tal cosa.


Tenía los cabellos largos, color ceniza, color de mucho tiempo, color de viento antiguo; en sus ojos se abría la primera mirada y cada paso era tan lento como un siglo.

Temió María al verla acercarse a la cuna.

En sus manos de tierra ¡oh Dios! ¿qué llevaría...?

Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente y le ofreció la cosa que llevaba escondida.

La Virgen, asombrada, la vio al fin levantarse.

¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa!

El Niño la miraba, también la mula, el buey mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.


Era Belén y era Nochebuena la noche.

Apenas si la puerta crujió cuando se iba.

María, al conocerla, gritó y la llamó: "¡Madre!"

Eva miró a la Virgen y la llamó: "¡Bendita!"

¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella!

Afuera aun era pura, dura la nieve y fría.

Dentro, al fin, Dios dormido, sonreía teniendo entre sus dedos niños la manzana mordida

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...