miércoles, 16 de septiembre de 2020

Primera lección

 


En el primer día de clase, el profesor de "Introducción al Derecho" entró al aula y lo primero que hizo fue pedir el nombre de un estudiante que estaba sentado en la primera fila:

- ¿Cuál es su nombre?

- Mi nombre es Nelson, Señor.

- ¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! - Gritó el maestro desagradable.

Nelson estaba desconcertado. Cuando volvió en sí, se levantó rápidamente recogió sus cosas y salió del aula.

Todo el mundo estaba asustado e indignado, pero nadie habló.

- ¡Muy bien! - Vamos a empezar, dijo el profesor.

- ¿Para qué sirven las leyes? preguntó el maestro -los estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su pregunta:

- Para tener un orden en nuestra sociedad.

- ¡No! - Respondió el profesor.

- Para cumplirlas.

- ¡No!

- Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones.

- ¡No!

- ¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta?

- Para que se haga justicia - una muchacha habló con timidez.

- ¡Por fin! Es decir, por la justicia

- Y ahora, ¿qué es la justicia?

Todos empezaron a molestarse por la actitud tan vil del profesor. Sin embargo, continuaron respondiendo:

- A fin de salvaguardar los derechos humanos...

- Bien, ¿qué más? - preguntó el maestro.

- Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a aquellos que hacen el bien...

- Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta:

- ¿Actué correctamente al expulsar a Nelson del aula?

Todos estaban en silencio, nadie respondió.

- ¡Quiero una respuesta por unanimidad!

- ¡No! - Todos contestaron con una sola voz.

- ¿Se podría decir que he cometido una injusticia?

- ¡Sí!

- ¿Y por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para que queremos leyes y reglas, si no tenemos la voluntad necesaria para practicarlas? Cada uno de ustedes tiene la obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia. No vuelvan a estar en silencio nunca más. Vayan a buscar a Nelson. Después de todo, él es el maestro, yo soy un estudiante de otro período. Aprendan que cuando no defendemos nuestros derechos, se pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada. 

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...