domingo, 28 de septiembre de 2014

Beatificación: Otra vez en Valdebebas




Hoy hemos vuelto a Valdebebas para la Misa de Acción de Gracias por la Beatificación de don Álvaro. A la misma hora, el Papa Francisco, en Roma, hacía alusión al nuevo Beato para aprender de él a vivir el Evangelio.

El bus que me llevaba, con otros muchos sacerdotes, se perdió. Y vino a dar justo al lado de la capilla donde estaba convocado a las 7.45 para la concelebración previa en pequeños grupos. ¡No tuve que darme la gran caminata! (¿Habrá sido don Álvaro?)

Así que, desde temprano estaba listo. Esta vez me senté junto a uno de los accesos al recinto, con el objetivo de saludar a los que iban entrando. ¡Y vaya que se cumplió: alumnas del Guaydil, Rogelio, Pedro, Antonio, Briolaya, Auxi, M. Carmen, algún que otro voluntario, Desiré, Mauricio, Jorge, Agustín y un largo etc. Además el colorido de algunas vestimentas era muy llamativo, a pesar del cielo gris y amenazante... Y banderas, y una niña pequeña perdida pero que ni se inmutaba. Testigo de multitud de abrazos, fotografías y muchas canas en gentes de mi promoción.

Fue en esos momentos cuando me entró un whatsapp comunicándome que acababa de fallecer Chepito. Ya contaré de este gran hombre que ha trabajado tantos años con nosotros en Villa Fontana.
Me vino, entonces a la cabeza pensar que don Álvaro lo estaría recibiendo en el Cielo con un gran abrazo.

La homilía de la Misa de hoy igualmente vale la pena meditarla despacio. El Padre animó a pedirle al Señor el amor con el que tenemos que amarle, que es lo que aprendió don Álvaro de san Josemaría: desenvolverse en el amor de Dios.
Se dirigió especialmente a las familias, incluída la de don Álvaro, ejemplar.
Me fijé que fueron dos niñas de Primera Comunión las que se acercaron -las primeras- a recibir a Jesús de manos del Prelado.

En fin, con palabras añadidas antes de despedirse, nos dijo que siguiéramos las huellas de los hombres que habían sido fieles.

Se terminó cantando la ¡Salve Madre! la Salve que cantábamos en las Primeras Comuniones de Guaydil. ¡Emocionnte!

Y Carlos cumplió con mi encargo, mejor de lo que yo esperaba. Le había dicho que por los micrófonos gritara: ¡Quién causa tanta alegría! Para localizar a los "nicas"
No lo hizo en el estrado, pero sí en la Sacristía, delante del Padre.
Y el Padre le dijo que no perdiéramos los nicas ese amor a la Virgen.

Seguiría, pero no quiero hacer largo el cuento.




No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...