Buen comienzo el del Sínodo para la Nueva Evangelización. En su discurso, el presidente delegado Arzobispo de Hong Kong, como hijo de una cultura donde los relatos traen una carga de sabiduría, contó el siguiente relato centrado en el caso de un párroco rural del norte de China continental, quien separó a sus parroquianos en dos misiones diferentes. A los bautizados recientes les dio la misión de llevar a sus familias y amigos no católicos a la catequesis; mientras a los católicos más antiguos les encomendó enseñar el catecismo a los catecúmenos (los que se preparan para el bautismo). Durante el proceso, el párroco rezaba con fervor en el templo, mientras esperaba los frutos de este impulso misionero.
¿El resultado?
Fueron mil los bautizos que administró en ese año...
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