Un muchachito cojo fue a platicar con un sacerdote. Estaba triste por su condición. El sacerdote, con serenidad, le dijo: ¿por qué estás triste? ¿qué te impide hacer el bien a los demás? Entonces el muchacho quedó iluminado: su vida cambió radicalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario