martes, 24 de marzo de 2020

Quédate en casa


¡Quédate en casa!

En estas circunstancias difíciles, un cuento, entre sapos y príncipes, nos puede ayudar:

"Cuando la Princesa regresó del estanque, llamó con urgencia a su criada para que la aseara, porque estaba despeinada y tenía el vestido y sus guantes llenos de barro.

- ¿Cómo le fue su búsqueda? -le preguntó la criada mientras la desvestía.

- ¡Terrible! -se quejó la princesa- Besé a todos los sapos del estanque y ninguno se convirtió en príncipe.

- Lo siento mucho -le dijo la criada-. Por cierto, su majestad, quizás hoy sea la última vez que la asista.

- ¡¿Qué?!

- Me voy del palacio

- ¿Por qué? ¿No te sientes cómoda aquí? -le preguntó la princesa, tomándole la mano-. Pensé que éramos amigas.

- Sí, lo somos, su majestad, de hecho me duele mucho dejar el palacio, porque yo la quiero más que como una amiga, como una hermana. Pero...-empezó a balbucear la criada.

- No sé si deba contarle esto, pero... me voy a casar.

- ¡Ay que maravilla! -se regocijó la princesa, agitando en sus manos la mano de la criada-. ¿Con quién? ¡Cuéntamelo todo!

- Con el príncipe del reino vecino -balbuceó la criada.

- ¿Qué...? Pero... ¿cómo?...-inquirió la princesa, soltando bruscamente la mano de su criada.

- Bueno, todo empezó cuando el príncipe vino a visitarla pero...

- Sin ofender, pero tú eres una plebaya, -la interrumpió la princesa, anonadada- ¿Por qué el príncipe te elegiría a ti y no a mí?

- Ay su majestad, discúlpeme, no pensé que la noticia la afectaría tanto.

- No entiendo, no entiendo -se repitió la princesa a sí misma.

- Si me permite, su majestad, yo puedo explicarle.

- Por favor, ilumíname, -le suplicó la princesa-. Yo he pasado todos los días de mi vida visitando estanques y besando sapos para encontrar al príncipe de mi vida sin obtener resultados, mientras que tú, que te la pasas encerrada en el castillo limpiando y sirviendo, te has conseguido un príncipe. ¡No lo entiendo!

Pero la criada guardó silencio.

-¿No me ibas a explicar? -la apremió la princesa, con lágrimas en los ojos.

- No es necesario, su majestad, usted acaba de hacerlo.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...