miércoles, 25 de marzo de 2020

25 de Marzo: ¡La Encarnación!


Algunos puntos de la meditación de esta mañana, 25 de marzo: ¡La Encarnación del Hijo de Dios!

"Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo, al encarnarse en el seno de la Virgen María participara en toda nuestra condición humana, concede a quienes lo reconocemos como dios y hombre verdadero, participar, por medio de la gracia, de su vida divina..." (De la Oración Colecta de la Misa de hoy)

Es una petición que hacemos mientras revivimos ese momento de Nazaret: ¡Pasmados, contemplando la escena... No nos atrevemos a más... no hay distracción!

"Hágase en mí según tu palabra" Al encanto de estas palabras virginales, el Verbo se hizo carne.

La Encarnación de Dios es auténtica, es real. Jesús es Dios y hombre verdadero. Verdadero Dios y verdadero hombre. María, la doncella de Nazaret, es la Madre de Dios.

Vamos a fijarnos en esa humanidad, en esos seres de carne y hueso: María de Nazaret y Jesús de Nazaret. Y en su misión redentora en favor de todos los hombres de todos los tiempos.

María, asociada a Cristo Redentor... Es la madre, pero también la discípula, la mujer de la fe, la que medita, la que aprende, la que se da.

Que esta meditación sirva para mirarnos en María. Que seamos como ella. Que tengamos, como ella, esa actitud del "hágase decidido", del "hágase dócil", del "hágase amoroso"...

La voz de nuestra Madre... ¡Qué propósitos!

Mirando a María es como salen los mejores propósitos. Propósitos de entrega y fidelidad a la llamada de Dios para cada uno.

La Santísima Virgen podía haber usado sus cualidades de muchos modos, pero las utilizó exclusivamente para servir a los planes divinos.

El predicador de la casa pontificia llama mi atención al indicar que Jesús no trató muy bien a María (Entendámonos, no es exactamente así...)
Hay varios ejemplos al respecto: La respuesta cuando se quedó en el Templo a los 12 años; La respuesta, también, en las bodas de Caná; No salir a su encuentro cuando le avisan que afuera está su Madre; Reconvertir el piropo de aquella mujer hacia los que escuchan la Palabra de Dios... En fin, hasta no aparece entre las seguidoras femeninas de Jesús, siendo así que servir a su hijo es lo más dichoso de una buena madre.

¿Qué significa todo esto?

"María tuvo que pasar también ella por la kénosis. La kénosis de Jesús consistió en el hecho de que, en lugar de hacer valer sus derechos y sus prerrogativas divinas, se despojó de ellas, asumiendo el estado de siervo y pareciendo en el exterior un hombre como los demás. La kénosis de María consistió en el hecho de que, en lugar de hacer valer sus derechos como Madre del Mesías, se dejó despojar de ellos, apareciendo delante de todos como una mujer igual a las otras.

Es lo que nos hacía considerar san Josemaría:

"Fijaos: si Dios ha querido ensalzar a su Madre, es igualmente cierto que durante su vida terrena no fueron ahorrados a María ni la experiencia del dolor, ni el cansancio del trabajo, ni el claroscuro de la fe... Al meditar estas verdades, entendemos un poco más la lógica de Dios; nos damos cuenta de que el valor sobrenatural de nuestra vida no depende de que sean realidad las grandes hazañas que a veces forjamos con la imaginación, sino de la aceptación fiel de la voluntad divina, de la disposición generosa en el menudo sacrificio diario... Para ser divinos, para endiosarnos, hemos de empezar siendo muy humanos"

Muy humanos: el día a día de la santidad y del darse a los demás.

Con los pasajes antes señalados, podríamos decir que Jesús fue un director espiritual muy exigente con María. Que habiendo vislumbrado un alma excepcional, no le hace perder el tiempo, no la deja detenerse en lo bajo, entre sentimientos y consolaciones naturales, sino que la empuja en una carrera sin tregua hacia el despojamiento total, de cara a la unión con Dios.

¿Y cómo reaccionaba María a las indicaciones precisas de su Hijo?

¡Con alegría meditaba en su corazón! ¡Con alegría profunda y sobrenatural!

Alegrías nuevas respecto de aquellas maternas de Belén o de Nazaret, cuando estrechaba a Jesús en su pecho y Jesús se estrechaba a su cara.

Alegría de no hacer su propia voluntad. Alegría de creer. Alegría de dar a Dios lo más precioso para él, desde el momento en que, también respecto de Dios, hay más alegría en dar que en recibir. Alegría de descubrir un Dios, cuyos caminos son inaccesibles y cuyos pensamientos no son nuestros pensamientos, pero que en esto se da a conocer por lo que es: Dios, el tres veces Santo.

25 de Marzo. ¡Fiesta de la Encarnación! ¡Fiesta en tiempos de tribulación!

¿Cómo reaccionaríamos si Dios se apareciera en estos momentos?

¡Pues lo ha hecho! ¡En Nazaret, apenas hace unos años...!

María es su Madre, que ahora está en el Cielo para llevar a todas partes el auxilio, el consuelo, la salud alcanzada por su Hijo, el Verbo de Dios, hecho hombre, que habitó entre nosotros.


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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...