domingo, 22 de marzo de 2020

La chica fea


Ayer, en una meditación para gente joven, escuché del sacerdote que predicaba esta anécdota muy interesante para ilustrar cómo la luz de la fe puede que no solucione los problemas, pero ilumina para afrontarlos:

Me contaron de una muchacha que era muy fea, eso decían: "¡Eres muy fea!"

Y en una ocasión alguien llegó a decirle: 'No te extrañe que nadie te pueda querer'

¡No son palabras muy animantes!

Pero ella, profundamente creyente, tuvo la suficiente luz de Dios en su corazón para aceptar su propia realidad.

"Sí -pensó ella- soy fea, pero voy a ser la persona más amable de la que sea capaz"

Y se esforzó mucho por tallar su carácter, por hacerlo amable. Y acabó siendo una chica adorable.

Total que, contra el pronóstico agorero de esa persona que en su infancia o en su juventud, le dijo que no encontraría marido, un chico se enamoró de ella.

Cuando murió ella, su esposo puso en su tumba estas palabras: "Fue el ángel de mi vida"

Que distinta hubiese sido si esta chica, esta mujer,si en vez de aceptar la realidad, se hubiese amargado por esa limitación. Probablemente hubiese vivido así, amargada, triste. Y habría amargado la vida a los demás. Sin embargo, aceptando su forma de ser como un gran don, ella misma se convirtió en un gran don para los demás.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...