Mi objetivo propuesto para esta Navidad es hacer reír al Dios-Niño.
Sobre uno de los estantes del escritorio de mi habitación, hay una especie de tarrito en el que -por estos días- asoma el Pequeño.
En él está escrito: "Soy Nica, Soy Paz..."
Me ayuda a levantar la mirada y hacer alguna risa.
Hoy mismo apareció en la página literaria del Diario La Prensa unos versos bien simpáticos que se los he recitado en una pausa del trabajo:
"Te doy la campanita,
me das un popurrí.
Te doy la Gigantona,
me das un Cabezón.
Te doy la jirafita,
me das un tortugón.
Te doy el querubín,
me das un serafín.
Te doy una cosquilla,
me das un alegrón.
Te doy un huevo chimbo,
me das el requesón.
Te doy un tortolito,
me das el colibrí.
Te doy un amarillo,
me das el carmesí.
¿Y al triste Niño Dios
acurrucado en el portal?
Le daremos chotecitos,
nos dará su corazón.
Le daremos dos sonrisas,
¡nos dará su bendición!
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