Santuario de La Fuensanta. Ahí celebré mi Primera Misa. Predicó mi hermano Federico. Al final de la homilía recordó que, previamente, me había preguntado qué quería dijera en esa homilía: 'Habla mucho de la Virgen' le contesté.
Así que, finalizando la prédica comentó: 'He hablado muy poco de la Virgen, pero a Ella le encomendé cada palabra. Cuando te dirijas a Ella, háblale bien de nosotros, los que ahora te acompañamos. A ti siempre te escuchará mejor porque te quiere especialmente por ser un hijo suyo sacerdote, otro Cristo. Dale gracias por todo y pídele que nos prepare un camino seguro, para que siguiendo las huellas de Cristo, a través de la Eucaristía y la Penitencia, le digamos siempre que SÍ a Dios. Fieles, vale la pena. Y veamos un día su eterna sonrisa de Madre buena en el Cielo'
TERCER DÍA DESDE LA FUENSANTA:
"Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, intercede por mí.
Si la invocas con fe, Ella te hará gustar -en medio de la sequedad- de la cercanía de Dios" (Surco 695)
Da gusto asomarse a ese balcón desde el que se divisa la ciudad, la vega murciana y un gran horizonte.
"Yo no sé que tiene tu cara morena, que lloran los ojos a su claridad; divina magnolia, fragante azucena, que llena de aromas toda la ciudad" (Del himno a N. S. de la Fuensanta)
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