viernes, 17 de julio de 2015

No perder tiempo


Ahora que bastantes están de viaje o de vacaciones puede venir bien la siguiente reflexión:

¿Cuál es el modo puro de ganar el tiempo, o no perderlo?

No perder el tiempo es crecer. Al crecer usamos el tiempo a nuestro favor. El tiempo no nos desgasta, sino que nos viene muy bien.

El crecimiento orgánico acontece en gran parte en la embriogénesis, el período que abarca desde el zigoto fecundado hasta el nacimiento (Ayer, en nuestra clases de antropología, vimos precisamente, unos videos impresionantes sobre esa cuestión) Es éste un período de crecimiento puro; en el seno de la madre el niño no hace otra cosa que ganar tiempo, se dedica a hacerse a sí mismo orgánicamente.

Después del nacimiento se sigue creciendo, por ejemplo, al domesticar el propio cuerpo, es decir, al aprender a usarlo con la adquisición de los reflejos condicionados básicos.

Luego, a través de la vida, se adquieren más conocimientos, constituyendo los órganos -la imaginación por ejemplo- cuya formación no es sólo embriogénica (la imaginación es una facultad que crece con su uso, sobre todo en la adolescencia).

El hombre aprovecha el tiempo creciendo: adquiriendo hábitos, desplegando libremente su vida como un don para su Creador.

El mayor crecimiento en esta vida se da en la medida en que el hombre encuentra el valor donal de su muerte, en la que la vida se consuma.

Y si Dios acepta el don, la persona sigue creciendo, según la metalógica de su libertad: jugando, cantando, explorando...

( En la foto, la estación de ferrocarril "Murcia del Carmen" lugar de muchas partidas y regresos trascendentales para la familia. Para su crecimiento. )

No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...