lunes, 7 de septiembre de 2015

La más amada


Víspera de la Natividad de Nuestra Señora.

Adelanto la publicación de esta entrada para que los lectores europeos se encuentren con Ella en las mañanitas de su cumpleaños.

Y para que recuerden que hace cuatro años, en un mismo 8 de septiembre, se nos marchó mi padre de la mano maternal de la Santísima Virgen.

"Muchos siglos habían pasado desde que Dios, en los umbrales del Paraíso, prometiera a nuestros primeros padres la llegada del Mesías. Cientos de años en los que la esperanza del pueblo de Israel, depositario de la promesa divina, se centraba en una doncella, del linaje de David...

A la vuelta del exilio en Babilonia, la expectación mesiánica se hizo más intensa en Israel...

Al llegar la plenitud de los tiempos...

Dios se esmera en elegir a su Hija, Esposa y Madre. Y la Virgen santa, la muy alta Señora, la criatura más amada por Dios, concebida sin pecado original, vino a nuestra tierra. Nació en medio de un profundo silencio. Dicen que en otoño, cuando los campos duermen...

Diversas tradiciones sitúan el lugar de nacimiento de María en Galilea o, con mayor probabilidad, en la ciudad santa de Jerusalén...

Hasta que nació María, la tierra estuvo a oscuras, envuelta en las tinieblas del pecado. Con su nacimiento surgió en el mundo la aurora de la salvación, como un presagio de la proximidad del día"

(En Gran Canaria, la Virgen del Pino se viste de verde para su gran fiesta del 8 de septiembre)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...