viernes, 18 de septiembre de 2015

El encuentro


Esta mañana, en la clase de Teología con los seminaristas, platicábamos de la participación en la eternidad de Dios. Lo que se suele designar como descanso eterno no es sino una plenitud de vida, no sólo indefinida en duración, sino, sobre todo, en cierto modo infinita en su intensidad.

Luego, en la tarde, he leído a mi amigo Joseph, que encontrarse con la Verdad es alcanzar lo mejor que nos puede pasar. Es un acto inmenso, un acontecimiento enorme que da sentido a toda nuestra vida. Un encuentro inesperado, fuera de toda utilidad. Es la fuente de mi futuro.

Y para colmo, en la noche, curioseo una entrevista al Papa Francisco de una emisora de radio portuguesa donde le preguntan cómo imagina la eternidad y responde riendo que cuando era más joven, la imaginaba muy aburrida. Y, después, diciendo que ahora piensa que es un misterio de encuentro. Es casi inimaginable, pero debe ser algo muy lindo, muy hermoso, encontrarse con el Señor.

A mí se me ha ocurrido pensar en los abrazos de aeropuerto.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...