lunes, 13 de noviembre de 2017
Pensar en los demás
Buen relato el que nos ofrece Alfonso:
"Un caluroso sábado de julio a las tres de la tarde, una chica inmigrante de quince años acude a un hospital de Granada acompañada por tres trabajadoras sociales del centro de menores donde reside. Viene para ser atendida de las heridas que ella misma se ha provocado en la muñeca al intentar suicidarse unas horas antes.
Mientras le hacen las curas, en un descuido, la adolescente se escapa y se encarama en lo alto de una escalera auxiliar de la fachada del centro sanitario. A esa misma hora, Gerardo, un policía local de un municipio próximo esperaba pacientemente en la sala de urgencias del mismo hospital, aquejado de un terrible dolor de muelas.
'Al ver el revuelo de la gente -contaba Gerardo- salí a mirar y vi a la niña, que estaba subida en un filo muy estrecho y amenazaba con lanzarse al vacío. Ella casi no hablaba español, pero sí se comunicaba en inglés. Como yo también lo hablo algo, me encontré al frente de la situación junto a una de las trabajadoras sociales que le acompañaba y que actuó muy bien'.
'Pedí al personal del hospital que bajara a colocar colchones en el suelo para amortiguar el golpe si se producía. La verdad es que los celadores y los guardias de seguridad fueron muy rápidos'.
La chica estaba muy nerviosa y la presencia de personal uniformado la agitaba más 'por lo que pedí que se retiraran todos salvo la trabajadora social. También les pedí que no aparecieran más policías uniformados, ni sirenas, ni luces estridentes. Hacía un calor tremendo. Yo veía a la chica que se quedaba suelta de manos sobre aquel filo tan estrecho'.
'Durante 45 minutos la trabajadora social y yo íbamos hablando con ella, calmándola, diciéndole que la íbamos a ayudar, que, si quería regresar a su país, donde viven sus hermanos, sólo harían falta dos horas de vuelo para estar allí'. Finalmente la chica se acercó y pudieron tirar de ella hacia dentro del edificio.
La noticia concluye con un curioso comentario del policía local que protagonizó el rescate: 'Cuando terminó todo, la verdad es que se me había pasado el turno de urgencias...y se me había quitado el dolor de muelas'.
El relato de este agente nos recuerda, entre otras cosas, que cuando la dedicación a los demás absorbe por completo nuestra atención, los problemas personales pasan a un segundo plano, pierden prioridad, nos preocupan menos y, muchas veces , como sucedió con aquel dolor de muelas, se resuelven casi solos".
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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