viernes, 16 de enero de 2015
La sonrisa de Dios
El juego, la risa, los cantos de los niños no son solo símbolo de vitalidad espontánea, formas de expresión de su inteligencia y de su personalidad incipientes, sino la realización particularmente ejemplar de la existencia humana, que se corresponde mucho más al proyecto creador que nuestra seriedad y nuestra actividad.
Hemos de aprender que no nos enfrentamos a las cuestiones decisivas de nuestra vida agregando fuerzas, experiencias e iniciativas, sino por medio de la participación creyente con la misteriosa providencia de Dios, que no puede ser aprehendida por ningún conocimiento humano.
Dios juega y sonríe con nosotros. No es que se divierta con nuestros problemas, sino que sonríe como una buena madre o un padre ante sus pequeños, que somos nosotros.
Para un cristiano es un deber sonreír. Estamos en las manos de Dios y hemos de acompasar nuestra voluntad con la suya. Hemos de intentar bailar al son de su música, misteriosa -ciertamente-, pero siempre amorosa. La tristeza es un obstáculo entre Dios y las personas.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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