viernes, 18 de octubre de 2019
Iris
Esta mañana nos avisaba desde El Salvador Juancho -vive con nosotros en Villa Fontana- que acababa de fallecer su mamá, doña Iris.
Justo acababa de recitar el Himno de Laudes correspondiente a los Apóstoles y Evangelistas, donde se lee:
"Vosotros que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a Él la vida eterna."
Varias veces nos visitó en Villa Fontana. Y todos los domingos, después de cena, la oíamos platicar con Juancho, quien luego, divertido, nos contaba de sus alegres ocurrencias. Ahora conocerá mucho mejor todos los recovecos de nuestra casa, que es lo que les gusta a las madres.
Ha sido llamada en la fiesta de San Lucas, el evangelista de la Navidad, de María y de Emaús...
Comentando ese episodio de los discípulos de Emaús, decía San Josemaría:
"Me gusta hablar de camino, porque somos viadores, nos dirigimos a la casa del Cielo, a nuestra Patria...
Jesús, en el camino. ¡Señor, qué grande eres siempre! Pero me conmueves cuando te allanas a seguirnos, a buscarnos, en nuestro ajetreo diario. Señor, concédenos la ingenuidad de espíritu, la mirada limpia,la cabeza clara, que permiten entenderte cuando vienes sin ningún signo exterior de tu gloria.
Se termina el trayecto al encontrar la aldea, y aquellos dos que -sin darse cuenta- han sido heridos en lo hondo del corazón por la palabra y el amor del Dios hecho Hombre, sienten que se vaya...
Hemos de detenerlo por fuerza y rogarle: continúa con nosotros, porque es tarde, y va ya el día de caída, se hace de noche...
En el fondo pensamos:... sólo Tú eres luz, sólo Tú puedes calmar esta ansia que nos consume. Porque entre las cosas hermosas, honestas, no ignoramos cuál es la primera: poseer siempre a Dios"
Así con Iris
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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