"No tengo nada de santo y es una dura (y saludable) humillación que piensen que uno está a punto de serlo. No voy para santo, triste es decirlo, y la gente a mi alrededor lo nota enseguida. Los que están lejos creen que uno es algo impresionante; pero eso es cosa de niños. Me contentaré, en el cielo, con limpiarle los zapatos a los santos; a nuestro patrono san Felipe Neri, si es que usa betún..."
Newman se tomaba muy en serio la aspiración a la santidad, como sabe cualquiera que se haya acercado a sus sermones, en particular los anglicanos. En uno de ellos se dice, precisamente: "Nos da miedo ser demasiado santos"
Como me ha dicho un profesor universitario: "Un santo más inteligente de lo normal y más humilde de lo normal. Inteligente y humilde, eso sí que es un milagro"
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