jueves, 24 de octubre de 2019

Evangelio acentuado


¿Qué les parece el cuadro que abre esta entrada del blog?

Es San Josemaría. Y el autor es Antonio Oteiza.

A mí me ha impresionado, sobre todo por la historia que hay detrás y que les voy a contar:

Hace siete años, la Residencia Universitaria Belagua (en España es Colegio Mayor) de la Universidad de Navarra comenzó un pequeño espacio de arte llamado La Puerta Gótica, pues así se denomina la entrada a la residencia que da acceso a esa galería. Ya han organizado allí varias exposiciones.

El año pasado, José Rodríguez, alumno de Arquitectura y responsable de La Puerta Gótica, recibió una propuesta algo novedosa para él. Exponer la obra de Antonio Oteiza, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos de 92 años.

El pintor, al que no conocían personalmente, propuso organizar una muestra con una serie que llevaba por título Miradas y representaba once miradas de Cristo hacia el espectador de las obras.

Como ha reconocido después, Antonio Oteiza no conocía apenas el Opus Dei. Había oído hablar de san Josemaría, pero con escaso detalle. Llegó a la residencia el día anterior a la inauguración de Miradas. La primera impresión fue para él decisiva. Comprendió que poco de lo que había escuchado sobre el Opus Dei era cierto. Se encontró con "una casa limpia, llena de luz, espacios claros y abiertos y, sobre todo, un grupo de jóvenes alegres" que escuchaban con atención sus explicaciones.


El día de la presentación Antonio Oteiza compartió un almuerzo y tertulia con los universitarios. La inauguración, con un coloquio previo sobre arte sacro, resultó muy bien.
Antes de marcharse le entregaron obras del santo que, como él mismo ha dicho, "leyó con atención y admiración".

Con la lectura comprendió que el mensaje del Opus Dei es "algo sencillo y a la vez original: ser santo todos los días y con las obras de todos los días. ¡Pero si eso era el Evangelio! "

"Sí, pero había que acentuarlo y Escrivá puso el acento"

Mes y medio después Antonio se puso en contacto de nuevo con la residencia para comunicar que había realizado una serie de trabajos inspirados en la figura de san Josemaría y que las regalaba a Belagua. Un grupo de residentes fue a Madrid para visitarle en su convento de El Pardo y agradecerle este gesto extraordinario con la Residencia Belagua. El pintor dejaba de ser "un artista" para los estudiantes y pasaba a ser su amigo Antonio.


Unos meses más tarde se elaboró un catálogo con las siete obras regaladas por el pintor y que representan, junto al retrato del santo, escenas de su vida y rasgos de su espiritualidad.

En el catálogo se lee: "Arte sacro no es solo pintar historia sagrada, es reconocer la presencia de lo sagrado a cada momento de la propia vida, la de uno y la de los demás que viven con uno. Cuando Oteiza visitó la Residencia Belagua no dejó de ver ese torrente de vida buena que hay en cada pasillo, en cada sala, en cada patio; ese torrente de gracia que no está solo en el Oratorio, sino incluso en esos espacios arquitectónicos que acogen el ir y venir de estudiantes y profesores universitarios. Las formas, los colores, los espacios de la Residencia hicieron ver a Oteiza que la Obra de san Josemaría no era solo una inspiración espiritual, sino también una forma de vida que se hace realidad entre piedras y árboles, entre jóvenes estudiantes y edificios que levantan, más que un campus universitario, un modo de entender el amor de Dios"

Y todavía más: Con la nueva beata Guadalupe Ortiz de Landázuri ha quedado Antonio muy impresionado, hasta el punto que compró cuatro libros sobre ella y ha dado particular valor a la que es la primera persona laica de la que la Iglesia reconoce públicamente que ha encarnado el espíritu de Josemaría Escrivá.

Y con el deseo de difundir el conocimiento de la figura de Guadalupe y su devoción ha elaborado una serie de obras sobre ella. Una nueva sorpresa, cuya futura exposición está por concretar.

Aquí una de ellas:

 
Clase de formación de Guadalupe Ortiz de Landázuri. Obra de Antonio Oteiza

No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...