viernes, 5 de julio de 2019
El sacerdote y el taxista
Una anécdota que me servirá para hacer descansar y sonreír a mis alumnos de "Escatología"
Había una vez, en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote y el otro era taxista.
Quiere el destino que los dos mueran el mismo día. Llegan al cielo, donde les espera San Pedro.
- ¿Tu nombre? -pregunta San Pedro al primero.
- Joaquín González.
- ¿El sacerdote?
- No, el taxista.
San Pedro consulta su planilla y dice:
- Bueno, te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta túnica con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes pasar.
- Gracias, gracias... dice el taxista
Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro Joaquín González
- ¿Tu nombre?
- Joaquín Gonzalez
- ¿El sacerdote?
- Sí
- Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponden esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito
El sacerdote dice:
- Perdón. No es por desmerecer, pero... debe haber un error. ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!
- Sí, hijo mío, te has ganado el Paraíso. Te corresponden la bata de lino...
- ¡No puede ser! Yo conozco al otro Joaquín González, era un taxista, vivía en mi pueblo, ¡era un desastre como taxista! Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa, conducía muy mal, tiraba las farolas, se lo llevaba todo por delante... Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica de hilos de oro y la vara de platino y a mí esto? ¡Debe de haber un error!
- No, hijo mío, no es ningún error -dice San Pedro- Lo que ocurre es que aquí, en el cielo, nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacen ustedes en la vida terrenal.
- ¿Cómo? No entiendo
- Sí,... ahora trabajamos por objetivos y resultados... Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida: Durante los últimos 25 años, cada vez que predicabas, la gente se dormía; pero cada vez que él conducía, la gente rezaba... ¡Y los objetivos son los objetivos!
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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