sábado, 20 de julio de 2019

¿Quién pide...la luna?


Hoy me he acordado de aquel punto de CAMINO que dice:

"Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién pide la luna? -¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
'Poned' en un niño 'así', mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir...y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere"

20 de julio de 1969:

- "Houston... aquí base Tranquilidad, el Águila ha alunizado"

Palabras de los astronautas a quienes seguían sus operaciones desde la tierra. En realidad, millones de personas asistían a esta proeza de la humanidad, ya que la aventura se estaba transmitiendo en directo por televisión...

 (Me acuerdo perfectamente, tenía 15 años y estaba en "La Loma" nuestra casa de verano en el monte. Mirando la televisión y asomándonos a la terraza para ver la Luna)

Ahora he sabido que también san Josemaría siguió atento el acontecimiento. Durante aquellos días se encontraba en Premeno, una pequeña localidad del norte de Italia.

Aquella noche, como solía acostumbrar, san Josemaría concluyó su jornada leyendo el Evangelio del día y realizando un pequeño comentario. Era un modo de examinar su jornada en la presencia de Dios y formular propósitos para el día siguiente.

 En aquella ocasión, recordó a la tripulación del Apolo XI: "Vamos a encomendar a esos chicos, para que regresen bien", rezó en alta voz. Al día siguiente, por la mañana, se informó en cuanto fue posible sobre el resultado de la misión.

 Era un santo al que le entusiasmaban las aventuras de los hombres.

¡Como a nosotros!

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...