viernes, 14 de septiembre de 2018
De ángeles y hombres, imágenes de Dios
Vicente me facilita esta interesantísima reflexión sobre el matrimonio de Yves Semen, teólogo francés:
La llamada de la vocación matrimonial consiste en recrear la imagen de Dios.
Cuando los esposos se entregan totalmente el uno al otro en el matrimonio, reproducen en su comunión esa imagen.
El hombre no es imagen de Dios por el solo hecho de ser una criatura dotada de espiritualidad. Si la imagen de Dios fuera una cualidad conferida por la sola espiritualidad, los ángeles merecerían ser calificados, infinitamente más que el hombre, como imágenes de Dios, puesto que son puros espíritu.
Pero no es así.
Los ángeles -aún siendo significativamente superiores a los hombres en el orden de la perfección objetiva del ser- no procrean, no dan la vida.
Sin embargo, Dios es Vida y Don de Vida.
Así que la imagen de Dios es más perfecta en el hombre que en el ángel.
De igual manera, el ser mismo de Dios, a pesar de su carácter inconmensurable, no se encuentra tanto en su inteligencia, sino en la entrega total que cada persona de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) hace a las demás.
Dios es entrega y, por eso, la comunión eterna de amor trinitario es el corazón de Dios.
Y esta es precisamente la imagen que los esposos están llamados a replicar en su comunión en una sola carne.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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