Meditación

Esta mañana hacía un rato de oración ante Jesús Sacramentado para recibir consuelo, ánimos y esperanza de parte de Él.

En momentos de tensión social, qué bueno es acudir a estar con el Señor: 'Vengan a mí los que están agobiados, preocupados, entristecidos...'

Compartía la semana pasada una forma de acudir al Señor a través de María. Por ser Pascua proponía saludarla con un sencillo y gozoso ¡Alégrate...!

Hoy nos sale decirle: ¡Reina de la paz, ruega por nosotros!
Decírselo con fe. La eficacia de la oración es la fe.

El consejo viene de alguien que nos quiere mucho y que pasó por situaciones conflictivas muy difíciles:

"Santa María es -así la invoca la Iglesia- la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblo, no ceses de aclamarla con ese título: 'Regina pacis, ora pro nobis!' -Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!
¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?...- Te sorprenderás de su inmediata eficacia" (Surco 874)

En ese mismo capítulo de "Surco" hay luces que nos da Dios a través de san Josemaría (para eso están los santos, para ser cauce, instrumentos de luz...)

"Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas negativas, ni de ser antinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo, con juventud, alegría y paz; ver con comprensión a todos: a los que siguen a Cristo y a los que le abandonan o no le conocen.
-Pero comprensión no significa abstencionismo, ni indiferencia, sino actividad" (Surco 864)

"Por caridad cristiana y por elegancia humana, debes esforzarte en no crear un abismo con nadie..., en dejar siempre una salida al prójimo, para que no se aleje aún más de la Verdad" (Surco 865)

"La violencia no es un buen sistema para convencer..., y mucho menos en el apostolado" (Surco 866)

"El violento pierde siempre, aunque gane la primera batalla..., porque acaba rodeado de la soledad de su incomprensión" (Surco 867)