Toda esta semana (Octava de Pascua) se considera como un solo día. Es como el mismo domingo de Resurrección que prolongamos para poder disfrutar a fondo de tanta alegría.
Por eso, en la Misa, se puede leer, tras la primera lectura y el salmo, la Secuencia de Pascua, que es preciosa y donde entre otras cosas se dice lo siguiente:
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.
Los ángeles testigos, sudarios y mortaja
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda
Allí verán los suyos la gloria de la Pascua
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