lunes, 30 de abril de 2018

Para empezar Mayo


Para empezar el mes de Mayo, que es el mes de María, vale este cuento de Enrique Monasterio:

"¡Si hubieseis visto a María tal como la vimos los ángeles...! No me refiero solo al final de su vida, cuando fue llevada al Cielo en cuerpo y alma para ser coronada por Dios como Reina y Señora; pienso también, y sobre todo, en el comienzo, cuando El Señor la imaginó desde su eternidad y un día la puso en esta tierra como su regalo más precioso.

Nació María y no hubo ni habrá jamás criatura más bonita. Al contemplarla por primera vez, sus padres permanecieron embobados, sin poder apartar la mirada de aquellos ojos de color cielo en los que habrían querido sumergirse para siempre. Al fin, Joaquín se dirigió a su esposa:

-Supongo que todos los padres pensarán lo mismo de sus hijos, que no hay otro tan hermoso, ¿verdad?

-Sí, pero ellos se equivocan-contestó Ana-; nosotros no. Es imposible que exista en el mundo una niña como ésta.

Con el paso de los años, la 'Llena de Gracia' creció en belleza y en sabiduría hasta deslumbrar a los propios ángeles. Sin embargo, los vecinos de Nazaret nunca fueron conscientes del milagro. Ellos veían en María a una chiquilla graciosa y simpática. pero nada más. Dios lo quiso así, y, para lograrlo, pidió a los tres ángeles custodios de la niña que la protegiéramos de miradas indiscretas nublando la vista de los que convivieran con ella. Nadie podría contemplar su inefable belleza hasta que llegara el momento.

En Nazaret vivía y trabajaba un muchacho tres años mayor que María. Se llamaba José y era un artesano muy hábil; lo mismo arreglaba el horno o el pozo, que fabricaba unos muebles para equipar la vivienda de unos recién casados.

Como Nazaret era una pequeña aldea, todos suponían que José estaba destinado a ser el esposo de María. Quien si no; pero ninguno de los dos parecía tener prisa. Hasta que una tarde...

María acababa de cumplir 14 años y había bajado al arroyo para hacer la colada. José regresaba de Séforis, la cercana capital de Galilea, donde solía trabajar a menudo. Al ver a su amiga, se acercó para echarle una mano. María, al percatarse, dijo:

-No es necesario, José; ya estoy terminando.

Los ojos azules de la Virgen se clavaron en los de José, y en ese momento, los ángeles devolvimos la vista al muchacho para que pudiera ver por primera vez el rostro adorable de su Reina tal como Dios la imaginó.

La impresión fue tan fuerte que José tropezó en un canto del arroyo y se dio un buen chapuzón.

-¡Cuánto lo siento! ¿Te has hecho daño? -preguntó la niña-.

Así comienza la historia. El final es bien conocido. María y José se desposaron poco después, y José ya no pudo ni quiso apartar de su corazón aquella mirada de su señora.

Fue por mayo. Si este mes nos decidimos a mirar a María, 'esos sus ojos misericordiosos' nos enamorarán como a José, y quizá sea el comienzo de una gran aventura"


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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...