lunes, 11 de diciembre de 2017

Silencio


"El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura: el papa Francisco muestra que, en el misterio de Cristo, los signos manifiestan la ternura de Dios.

Y san Ignacio de Antioquía dice que al Señor se le conoce en su silencio.

El tiempo de Navidad está anunciado por un Adviento donde la moderación y el relativo silencio de los instrumentos musicales en la liturgia son signos de la humilde espera del Salvador, de la plena alegría de su nacimiento.

El Verbo se hace carne y lo contemplamos niño: "infans", en latín, lo que significa literalmente "que no habla". La Palabra no sabe hablar.

El silencio de Dios invita a la contemplación, a la admiración, a la adoración. El Verbo se ha abreviado, dicen los Padres de la Iglesia: el Hijo de Dios se ha hecho pequeño para que la Palabra esté a nuestro alcance, signo silencioso y tierno que pide amor.

La liturgia extiende ese silencio a la naturaleza entera: 'Cuando un sereno silencio lo envolvía todo...  bajó a la tierra desde el Cielo tu omnipotente Palabra' (Sabiduría 18, 14-15)"


Desde hoy hasta el próximo domingo (el tercero de Adviento, el domingo "gaudete") marcho a Costa Rica para participar en el Curso de Retiro anual, en la casa de Pedregales, en Coronado. 

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...