domingo, 9 de abril de 2017

Caramelo


"Nunca envidió el borrico a los caballos. Los miraba pastar y se alegraba de sus galopes exactos, con sus brillantes relinchos. El relincho: ¡qué diferencia con su rebuzno! Pero estaba orgulloso de su rebuzno, a pesar de lo basto, de lo montaraz que era. Lo raro sería -muchas veces lo pensó el borrico- que yo , siendo burro, relinchara.

Un día llamaron los caballos a la puerta de la cuadra. Necesitaban del borrico. Querían pastos nuevos, porque estaban agotados los antiguos. pero no sabían el camino. El borrico conocía palmo a palmo los senderos tantas veces pisados. Y de buen grado los condujo.

Caballos de todas razas y colores, con la cabeza alta. El borrico atento, seguro. Mariposas había en el camino, y a veces los caballos, relinchando, contentos, se distraían siguiéndolas. Entonces el borrico volvía la cabeza, y los llamaba con un rebuzno enérgico y amable.

Los caballos abandonaban sus juegos y, con rápido galope, lo seguían dócilmente.

(Curiosamente, en la foto, "Caramelo" un borrico en un pueblo de Andalucía que se las da de caballo)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...