"El nombre de la Virgen era María" (Lc 1, 27)
Un nombre que en hebreo quiere decir Estrella del Mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz constante de los pueblos.
Hoy celebramos la fiesta del Dulce Nombre de María, que encierra todo un tesoro de oración, que se derrama en mil jaculatorias a lo largo de la jornada.
Nuestra Señora se oyó llamar así cuando un Arcángel de Dios vino a visitarla: "no temas, María" (Lc 1, 30)
Y Jesús, desde Niño, aprendería entre sus primeras palabras el nombre de su madre.
Somos nosotros hijos suyos también, y queremos repetir su nombre a toda hora, llamarla continuamente, como llaman los niños a su madre una y otra vez.
La Virgen acudirá siempre con amor, para tomarnos en brazos y apretarnos contra su Corazón, junto a su Hijo Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario