Sábado Santo es el día del silencio de Dios.
"Tiene que ser un día de silencio y nosotros tenemos que hacer de todo para que sea justamente una jornada de silencio...
Jesús depuesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad hacia los abandonados desde siempre, que el Hijo de Dios alcanza colmando el vacío que sólo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar.
Dios calla pero por amor.
En este día el amor -aquel amor silencioso- se transforma en espera de la vida, en la Resurrección.
Nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen, 'la Creyente', que en silencio estaba esperando la Resurrección. La Virgen debería ser el símbolo para nosotros de aquel Sábado Santo. Es el amor que no duda, que espera en la palabra del Señor, para que el día de Pascua se vuelva manifiesto y resplandeciente"
(Francisco)
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