Emocionante anécdota la que cuenta José Miguel Ibáñez Langlois, sacerdote chileno, en su último libro:
"Una vez fui a visitar a un anciano que se moría. Me contó su vida entera, sus andanzas por el norte y por el sur, sus distintos trabajos. Al lado estaba su pareja. Después de muchas explicaciones aceptó los sacramentos. Pero lo que más me impresionó fue algo que me dijo:
'No crea usted, padrecito, que lo hemos pasado mal. A veces lo hemos pasado muy, muy bien. Por ejemplo, en una esquina de la población venía alguien a veces a vender sandías. Y cuando podíamos (por la plata), yo le decía a la patrona: ¿Vamos a comer sandías? Entonces íbamos y comíamos sandías. Para que vea lo bien que lo hemos pasado: nos comíamos unas buenas tajadas de sandías (
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