Una de las mejores enseñanzas del Sínodo sobre la familia ha sido, a mi parecer, la canonización de los papás de santa Teresita. La finalidad de la familia es para la santidad.
¡Qué dicha, qué gozo, que en una familia haya varios santos!
Me han entrado ganas de repasar "Historia de un alma" donde en los primeros capítulos Teresita habla de sus padres don Luis y doña Celia, quienes dieron testimonio de la belleza de la fe en Jesús, dentro y fuera de su casa: Un hogar luminoso, abierto.
Desde pequeña Teresa se anticipa a esa condición de redimidos por Jesús. Vive segura gracias a ese amor que experimenta: "Es una niña que se emociona muy fácilmente -dice su madre- Tan pronto como ha hecho la menor falta, es necesario que lo sepa todo el mundo... Se queda como un criminal que espera su condena, pero piensa que le perdonarán más fácilmente si se acusa"
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