Un magistrado, Nicodemo, fue a Jesús de noche para verle, para platicar, para preguntarle...
"Lo nacido de la carne, carne es; lo nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3, 6)
Ayer fue bautizada Ana Sofía, la primogénita de Luis y Anacristian.
Esas palabras del Señor a Nicodemo nos ayudaron. Se habla de un nacer del Espíritu, se habla del Sacramento del Bautismo.
El Bautismo no es un simple rito, un acto social para presentar al niño o a la niña a la familia, ¡no!
El Bautismo nos capacita para caminar en una vida nueva. ¡No es una formalidad. Es un acto que afecta profundamente nuestra existencia! ¡No es lo mismo una persona bautizada que una no bautizada!
Con el Bautismo somos sumergidos en la fuente inagotable de la vida que es la muerte de Jesús, el más grande acto de amor de toda la historia. Y gracias a este amor podemos vivir una vida nueva, ya no a merced del mal, el pecado y la muerte, sino en comunión con Dios y con los hermanos.
De un bebito se suele siempre preguntar: ¿a quién se parece...a papá, a mamá, a la abuela...?
Una vez bautizado: ¡Se parece a Cristo!
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