jueves, 26 de febrero de 2015
Libertad y amor
Continuando con la reflexión de hace dos días ¿existe la libertad sin correspondencia?
- La persona como libertad no crece. ¡Crece la extensión de la libertad que somos a través de nuestro yo, que ve, y que quiere al mundo y a los demás, por Dios!
El grado de nuestra libertad esencial depende de la realidad de lo que queremos.
La libertad permite cumplir lo que uno quiere, pero si lo que queremos termina, se acabó la libertad.
No hay nada en el mundo que merezca la libertad inagotable que somos.
Las cosas no bastan. Disponemos de un programa informático tan potente que emplearlo para sumar y restar lo oxidaría.
Al ser muy libre tengo que serlo respecto de Dios, pues es menester que haya correspondencia.
Y si los demás son personas como yo, al tratar con ellas -por ser fuentes inspiradas y conectadas en Dios- puedo ejercer mi libertad radical y personal.
Un cabello no tiene suficiente realidad para mi libertad. Pero el cabello de mi amada..., eso es otra cosa.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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