sábado, 21 de febrero de 2015
Matrimonio indisoluble
Stephan Kampowski, docente de Antropología Filosófica en el Instituto Juan Pablo II para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, plantea luces muy interesantes sobre la pastoral de la Iglesia en estos temas:
Tenemos la impresión, cuando se habla de evangelización, de tener en mente cómo resolver los problemas del mundo en lugar de ocuparse de llevar a los hombres a Dios.
Se intenta resolver los problemas, pero con este planteamiento nos quedamos siempre un paso atrás.
La propuesta debería ser más bien ayudar a que las personas vivan la belleza.
En lugar de buscar una solución aquí y allá, propongamos una visión sana, bella y también vivible del hombre. De este modo los problemas se resuelven desde la raíz.
La conciencia de nuestra debilidad, de nuestra fragilidad no quita nada a la belleza de la indisolubilidad del matrimonio.
Que el matrimonio es indisoluble no quiere decir que cada matrimonio debe ser un paraíso en la tierra. Puede haber situaciones trágicas, muy dolorosas. Pero el vínculo indisoluble, la belleza de este vínculo, quiere decir que los esposos son más felices, su vida es más bella si permanecen fieles el uno al otro aunque la convivencia no sea posible.
La belleza del matrimonio indisoluble incluye la de los esposos que luchan por ser fieles en circunstancias duras.
Se confía en Dios, se confía en la gracia que nos es ofrecida, así es posible un camino de perdón... Podemos estar separados...luego nos volveremos a ver en la casa del Padre. Este es un matrimonio bello, no sólo aquel en donde todo funciona bien.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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