viernes, 5 de diciembre de 2014
Alexia
Cuando estuve en Madrid para la beatificación de don Álvaro, una tarde tuve la oportunidad de acercarme al Templo Eucarístico Diocesano de San Martín de Tours, muy próximo de la Gran Vía, en la calle Desengaño. Allí, en una pequeña capilla, está el sepulcro de Alexia.
Hoy, 5 de diciembre, se cumple un nuevo aniversario (29) del día de su fallecimiento.
Desde el primer momento aceptó plenamente su enfermedad, ofreciendo su sufrimiento, sus limitaciones físicas, por la Iglesia, por el Papa y por los demás, consciente de tener entre sus manos un tesoro que administró con total generosidad hasta la propia renuncia: Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme, pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras. Su fortaleza, paz y alegría fueron constantes a lo largo de la enfermedad, como compendio de su fe, esperanza y amor, virtudes vividas ejemplarmente hasta el final de su vida, que entregó al Señor muy feliz, de verdad de verdad, muy feliz, con dos últimas palabras dichas una y otra vez: más y sí.
Más para que le siguieran hablando de Dios
Sí para asentir a lo que había sido su frase, repetida constantemente desde muy niña: Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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Ocurrió en marzo de 1983 la pequeña Alexia escribió una carta al diario "YA" criticando el aborto
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Carta escrita por Alexia al diario YA, en 1.983.
Redacción Madrid. 20 de Octubre.
Alexia González Barros, la niña cuya causa está en proceso de beatificación , escribió una carta al antiguo YA en papel pidiendo a las madres que estuvieran pensando en abortar que no lo hicieran. El texto es emotivo y revela la tremenda bondad y la indudable santidad de la pequeña.
La carta, que fue publicada el 28 de marzo de 1.983 (dos años antes de su muerte), dice lo siguiente:
"Tengo doce años y soy la séptima de mis hermanos. Doy muchas gracias a Dios de haber nacido en una familia donde todos se pusieron muy contentos cuando yo nací. Si mi madre hubiera sido una de esas que quieren matar a sus niños antes de nacer, yo no habría nacido. Me gustaría decirles que no los maten, por favor, porque seguro que alguien adoptaría a esos niños. En nuestra casa seguro que recibiríamos encantados a uno de esos niños que no los quieren". Alexia González Barros. Madrid.
Alexia era una niña normal hasta que el día 4 de febrero de 1985, cuando aún no había cumplido los 14 años, se le diagnostica un tumor maligno que, en poco tiempo, la deja paralítica. Sufre cuatro largas operaciones y una ininterrumpida cadena de dolorosos tratamientos que hacen de los diez meses de enfermedad una dura prueba.
Alexia desde el primer momento, aceptó plenamente su enfermedad, y dio sentido a su dolor ofreciendo su sufrimiento y sus limitaciones físicas por la Iglesia, por el Papa y por los demás, con total generosidad: "Jesús, yo quiero ponerme buena, quiero curarme, pero si Tú no quieres, yo quiero lo que Tú quieras", decía la enferma.
Como narran desde distintos ángulos sus distintos biógrafos, su fortaleza, paz y alegría fueron constantes a lo largo de la enfermedad, como resultado de su fe, esperanza y amor, virtudes vividas ejemplarmente hasta el final de su vida. Mª Victoria Molins describe en su biografía la primera de las operaciones y el inicio de los tratamientos médicos de Alexia, entonces con 13 años:
"Pasó días y noches sin dormir. Cuando el cansancio la rendía, lograba, ya de madrugada, conciliar el sueño, pero sólo a ratos. Fue aquí cuando empezó a mostrarse su fortaleza de ánimo y su conformidad. Nunca se quejó y obedecía absolutamente en todo haciendo los ejercicios de recuperación que le decían. Aunque la cansaban en extremo, nunca se negó a hacerlos".
La causa de beatificación de Alexia fue introducida en Madrid el 14 de abril de 1993 y clausurada solemnemente el 1 de junio de 1994. La fase de Roma comenzó el 30 de junio de ese mismo año. El Decreto de validez fue otorgado por la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos el 11 de noviembre de 1994.
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