El año pasado por estas fechas escribían desde Ashiya (Japón) cómo desde un centro universitario invitaron a Takayuki, estudiante de último curso de Derecho, no cristiano, a la Misa de Nochebuena.
A la salida, Takayuki comentó que le habían impresionado la liturgia y la homilía. El sacerdote habló del contraste entre la humildad alegre de los pastores y el consumismo del Japón actual.
Takayuki preguntó si también se iba a hacer algo para el 31 de diciembre.
Se le explicó que se haría un rato de oración y que habría Misa de medianoche.
Su expresión de asombro al oír la hora adquirió un aire de interés al explicarle que la idea era empezar el año con Dios. Se quedó pensativo durante unos segundos y acto seguido contestó que le gustaría participar. Tenía ganas de comenzar el año con Dios y no con la televisión, como solía hacer otros años en su casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario