viernes, 19 de julio de 2013

Ritmos


Ser hijo de Dios y obrar como hijo de Dios es entrar en otro nivel, muy por encima de actuar sólo por si lo que hago es bueno o es malo.
Cuando falta valor para lanzarse a la santidad falta conciencia de filiación divina.

A los hijos de César, como se aprecia en la foto, no les falta audacia para seguir a su papá, gran músico, en su casa de Diriamba.

Recuerdo que en el Catecismo de la Iglesia Católica se habla de cómo el Hijo de Dios hecho Hijo de la Virgen aprendió a orar conforme a su corazón de hombre, entre otros momentos al ritmo de las oraciones en la casa de Nazaret.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...