El "belén" de este año en mi casa de Villa Fontana tiene una significativa explicación:
En la esquina noreste, el campo de los pastores. En la esquina suroeste, el lugar entre pobres ruinas del pesebre donde está el Salvador, recién nacido.
Y entre una esquina y la otra, todo el bullicio de la población. Ya aquí hay un mensaje:
El fragor de las calles, el ruido de los talleres, la vida de las familias, el mercado... no es impedimento para llegar a Dios.
En el campo de los pastores, el Ángel les da una señal para llegar al Niño Dios: unos pañales, un pesebre... pero al estilo nica la indicación sería:
"Del arbolito, una cuadra al sur, 200 metros abajo, detrás del mercadillo, donde fue la pulpería 'el palacio' ahora en ruinas convertida en establo"
Adentrándonos por Belén observamos tantas gentes cercanas al Misterio de nuestra Redención: en las calles y en las azoteas, artesanos, castañeras, militares y comerciantes, músicos, agricultores, herreros...
A la entrada de la ciudad. los Magos venidos de Oriente, bien podrían representar a Choby, Elmer y Juan, que han sido los artífices que nos han regalado esta obra.
Y delante de los Magos, otros tres personajes nobles, dispuestos a entrar por la puerte principal del recinto, que bien podrían significar las tres grandes virtudes: Fe, Esperanza y Caridad.
Y por fin llegamos al Nacimiento, Misterio gozoso donde encontramos a Jesús, María y José...
¡Silencio...es de noche...!
Allí nos encontramos al mismo Ángel guía. Están, también el buey y la mula. Y Pencho, nuestro perro dormilón.
Un pastor lleva tiempo allí esperando: Es David, el que fue elegido en medio de sus hermanos, mientras pastoreaba las ovejas para ser constituido rey de Israel. El profeta Miqueas anunciaría que de Belén, la ciudad de David, habría de salir el que un día apacentaría a todo el Pueblo de Dios: JESÚS, el Buen Pastor de todos los hombres.
Hay unos detalles simbólicos en el Nacimiento de este año en Villa Fontana: unos botecitos con agua, aceite e incienso traídos de Tierra Santa: el agua de la gracia adquirida en nuestro Bautismo, el aceite de nuestra misión apostólica por la Confirmación, el incienso de nuestro clamor incesante por la paz del mundo y la paz en los corazones.
Ah! Y es un 'belén' auténtico, pues hay también junto al Niño tierra recogida en Belén. Dan ganas de besarla a la vez que le prometemos al Señor servirle desde aquí.
No faltan los ángeles -cada año hay más, gracias a Amali, María y Andrea que me los hacen llegar- que estratégicamente colocados ayudan en todo el itinerario hacia Dios,
El escuadrón de este año, antes de recibir su misión en mi belén.
¡¡¡ FELICES Y SANTAS FIESTAS DE NAVIDAD !!!
Nos vemos todos estos días, cada uno en su belén, que es único y de todos, porque para todos ha nacido El Salvador.
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