jueves, 20 de diciembre de 2018
Hágase en mí según tu palabra
Emociona escuchar en el Evangelio de hoy, a cuatro días de la Nochebuena, el relato de la Anunciación:
"Hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1, 38)
"Bernardo de Claraval describe dramáticamente en una homilía de Adviento la emoción de este momento.
Tras la caída de nuestros primeros padres, todo el mundo queda oscurecido bajo el dominio de la muerte.
Dios busca ahora una nueva entrada en el mundo. Llama a la puerta de María. Necesita la libertad humana. No puede redimir al hombre, creado libre, sin un SÍ libre a su voluntad.
Al crear la libertad, Dios se ha hecho en cierto modo dependiente del hombre. Su poder está vinculado al SÍ no forzado de una persona humana.
Así, Bernardo muestra cómo en el momento de la pregunta a María el cielo y la tierra, por decirlo así, contienen el aliento:
¿Dirá 'SÍ?
Ella vacila... ¿Será su humildad tal vez un obstáculo?
¿Sólo por esta vez -dice Bernardo- no seas humilde, sino magnánima. Danos tu "SÍ"
Este es el momento decisivo en el que de sus labios y de su corazón sale la respuesta: 'Hágase en mí según tu palabra'. Es el momento de la obediencia libre, humilde y magnánima a la vez, en el que se toma la decisión más alta de la libertad humana."
(Benedicto XVI. La infancia de Jesús)
Concluyo con lo que exclama san Josemaría en Camino 512:
¡Oh Madre, Madre!: con esa palabra tuya -fiat- nos has hecho hermanos de Dios y herederos de su gloria -¡Bendita seas!
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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