lunes, 6 de agosto de 2018
Transfigúrame, quiero ser tu vidriera
Siempre que llega el 6 de agosto, la fiesta de la Transfiguración del Señor, me asombro con el Himno de Laudes de la Liturgia de las Horas:
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul. morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.
Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.
Mas no a mí solo,
purifica también
a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro.
Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.
Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo.
Transfigúralos
Señor, transfigúralos.
Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve,
despojarse del mal y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame.
Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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