sábado, 19 de noviembre de 2016
Crónica de un viaje 2: Murcia
De Pamplona, el sábado 12 partí en avión para Madrid y en tren para Murcia. En el aeropuerto de Madrid me despedí del P. Camilo, que viajaba a ¡Canarias! no sin antes decirle: ¡Te cambio los boletos! Contestándome: No creo le guste a tu mamá...
Ricardo y Chari fueron a esperarme a Albacete. Y de ahí, en coche, hasta la capital de la Huerta de Europa.
El objetivo principal era la Residencia Hogar de Nazaret donde vive desde hace cuatro años mi madre Conchita. Realmente hace honor a su nombre esa casa porque tiene una preciosa capilla donde celebré durante esos días la Misa.
A la del domingo asistieron una parte de la familia: tíos, sobrinos, primos y amigos...
Se organizó fácilmente una estupendísima tertulia en la que tuve que enfrentarme a las preguntas de todos, especialmente de los más chicos: ¿Hay wifi en Nicaragua?...
Además celebramos el cumpleaños de Chari por todo lo alto
Con Lucía, Ricardo, María y Chari
Hay muchas historias, cuentos verdaderos, mejores que los de las hadas madrinas, que irán saliendo en próximas publicaciones: el perro para el Nacimiento de Villa Fontana, Vicenta la enamorada de Guatemala, el ángel negro, la superluna y el Corte Inglés, l'abbé Vianney, la lupa de mamá, el lío de Encarnación, Belagua, Azarbe, el conde de Peñalver... Paciencia, ya iré contando, pero no quiero hacerte largo el cuento.
Mención aparte es la tarde pasada en Madrid, antes de coger Iberia para San José y Managua. Todo se andará.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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