"Cada día veo más claro lo cerca que está Jesús de mí en todos los momentos, le contaría detalles pequeñitos pero constantes, que ya ni me asombran, sino que se los agradezco y los espero constantemente"
La carta de la beata Guadalupe a la que pertenece el anterior fragmento, en su sencillez, debió de suponer una gran alegría para su destinatario, san Josemaría.
Aunque Guadalupe llevaba apenas seis años en el Opus Dei, aquellas líneas son un testimonio de cómo la vida de piedad que había emprendido miraba precisamente a facilitar una continua presencia de Dios, para "hacer de nuestra vida corriente una continua oración".
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