Hoy, 26 de junio, es la fiesta de San Josemaría.
Esta mañana recordaba una de las muchísimas anécdotas que se cuentan de su vida en "casa", en uno de los capítulos de "el hombre de Villa Tevere":
Él es "el Padre"
Y sabe ponerse al nivel de sus hijos y disfrutar junto a ellos con lo que les gusta y divierte. Un día ha de hacer esfuerzos para contener la risa cuando, en un pasillo, se encuentra con Olive -recién llegada de Irlanda- que, con su castellano de medio trapo y sin distinguir entre el "tú y el usted", le interpela:
- Padre, tú pintar para mí una pata... y yo tocar para ti el violín... "yes?"
- Bueno...¿cómo no? ¡vamos hija, vamos al planchero, que está aquí mismo!
Y allí el Padre, con cuatro trazos rápidos, dibuja una pata sobre un papel.
A sus hijas les gusta este animalito, porque es audaz y "aprende a nadar... nadando" Mientras, Olive interpreta una suave melodía irlandesa.
San Josemaría sabe que gastar unos minutos con estas cosas no es perder el tiempo. Momentos como esos, sin la menor duda, son los que sazonan la vida en familia.
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